lunes, 27 de mayo de 2013

El Teatro Ocense reabre sus puertas a las Artes Escénicas


Postal de principios del siglo XX (ca 1915)  A. H. M.

INTRODUCCIÓN HISTÓRICA

El convento de Santo Domingo de Huéscar, fundado hacia 1547, fue edificado durante más de medio siglo. Su iglesia se finalizó en 1585, y la mayoría de las diez capillas de ésta, entre los últimos años del siglo XVI y comienzos del XVII. Las obras sufrieron paradas y retrasos ante la falta de recursos, y algunos proyectos debieron abandonarse, como la construcción de la capilla mayor o el claustro.

Las fachadas del convento y su iglesia forman el ángulo noroeste de la plaza de Santo Domingo. El edificio se planificó y construyó orientando el altar mayor hacia el norte y situando la puerta principal al sur. El lado del evangelio quedaba orientado hacia el huerto del convento, en el lado oeste, y por el lado opuesto, al este, lindaba con la calle de las Mártires, actual Mayor.

El proyecto inicial de su obra sólo se pudo hacer realidad en parte, y lo que se construyó sufrió un considerable retraso. De este modo la armadura de madera de la iglesia, auténtica joya artística y obra maestra de carpintería, fue programada y dibujada hacia 1554, pero su fabricación no pudo llevarse a efecto hasta justo treinta años después, en 1584; el claustro varias veces retomada su obra, acabó finalmente por ser un simple espacio de huerto separado del exterior por sencillas tapias; tampoco pudo realizarse el ábside de la capilla mayor, y la luz del enorme arco que al efecto se hizo hubo de ser cegada con un muro; las capillas, cinco a cada lado se correspondían con capilla de San Gregorio, la de San Cosme y San Damián, la de San Blas, la de Nuestra señora de la Encarnación, la de Santa Catalina mártir, la de San Pedro mártir, la de San Juan de Letrán y la de Nuestra Señora del Rosario.

La fabricación de la armadura, de par y nudillo, y el coro, fue contratada definitivamente por los carpinteros Alonso García y Esteban de Riberón, en 1584.

Las obras del convento, como hoy lo conocemos, parece ser, se iniciaron hacia 1596.

El convento de Santo Domingo jugó un muy importante papel en la ciudad durante toda su existencia. La piedad de la gente de siglos pasados, permitió a los frailes dominicos de Huéscar la erección de un imponente edificio que fue abandonado, tres siglos después a raíz de la desamortización de Mendizábal en 1835.

 Arcos de entrada al convento y, a su derecha. puertas de la iglesia y ermita del Rosario. (ca 198_-199_).  A. H. M.

Posteriormente fue utilizado como cárcel del Partido Judicial, acuartelamiento, etc., y en 1844 el Ayuntamiento decide subastar el convento.

Es en 1858 cuando se constituye la Sociedad Teatral Oscense que realiza la adaptación arquitectónica para local de espectáculos. Estas obras, si bien alteraron por completo la primitiva visibilidad de las naves del templo dominicano, no afectaron para nada a su fábrica, y menos a su armadura mudéjar, que quedó oculta por completo a las miradas de los espectadores.

Dos vistas del Teatro decimonónico de principios del siglo XX.  A. H. M.

La única víctima de la adaptación fue el costado externo del alfarje del coro, que, por su gran avance, fue recortado y hubo de perder toda esta línea de zapatas y cabezas de vigas, apeadas en el muro que se levantó como fondo de sala. El resultado fue sorprendente, porque quedó un pequeño teatro muy completo y decimonónico, cuyo uso como tal, como sala de espectáculos y mítines, y como “cine”, ha durado hasta los años inmediatamente posteriores a la II Guerra Mundial.

Después de haber sobrevivido a más de cuatrocientos años de historia y dos guerras devastadoras, de bastantes años de abandono progresivo y multitud de vicisitudes, hoy ha sido rehabilitado consiguiendo un doble objetivo en la misma intervención, por un lado la rehabilitación arquitectónica del conjunto de edificios (Iglesia de Santo Domingo y Capilla del Rosario) y ordenación del patio del claustro anexo y, por otro, la rehabilitación funcional de la actividad teatral que se desarrolló en ellos desde mediados del siglo XIX.

Artesonado principal antes de su restauración (ca 198_-199_).  A. H. M.

El edificio conocido como Teatro Oscense fue la antigua Iglesia del Convento de Santo Domingo, declarado B.I.C. mediante el R.D. 811/80 de 7 de marzo de 1980 (B.O.E. nº 107 de 3 de mayo de 1980).

ARTESONADOS

El gran artesonado oscense responde por su estructura general al tipo de armaduras rectangulares. Toda la techumbre está conformada a “dos aguas”. Esquemáticamente presenta un gran almizate rectangular con dos faldones laterales en sus costados más largos; mientras los de la cabecera y de los pies son, lógicamente, más cortos.

Dentro de la carpintería de lo blanco, esta cubierta de madera se inscribe en las llamadas armaduras de limas o artesa, que son una compleja variante de las llamadas “de par y nudillo”.

Por otro lado, a los pies del templo, sobre la puerta principal, existe un bello alfarje de talla y técnica bastante finas, cuya misión era soportar el coro de dicha iglesia. Aunque presenta elementos referibles al llamado estilo “Cisneros” -dadas algunas características morisco-renacientes, como los casetones, roleos, detalles decorativos, etc.- no es, sin embargo, una techumbre artesonada o a “dos aguas”, como suelen los de tal estilo, sino adintelada, con unas características muy del siglo XV o XVI; lo cual permite incluirlo en el mudejarismo.


CONDICIONANTES  PARA LA REHABILITACIÓN DEL TEATRO OSCENSE

La rehabilitación del edificio se ha llevado a cabo mediante un convenio firmado entre las Consejerías de Obras Públicas y Transportes y de Cultura de la Junta de Andalucía, con el Ayuntamiento de Huéscar.

Plano detalle de la fachada principal de la iglesia  y de la ermita de Ntra. Sra. del Rosario.  A. H. M.

El Proyecto Básico para la rehabilitación del Teatro Oscense y Claustro anexo, por encargo de la Consejería de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía, mediante contrato, fue firmado el día 17 de Marzo de 2.004, con la arquitecto Julia González Pérez-Blanco, tras resultar adjudicataria del concurso público.

Las directrices marcadas en la convocatoria del concurso decían que: “El objeto de la intervención es la construcción de un Espacio Escénico dotándolo de características adecuadas al ámbito territorial en el que se instala, tratándose de establecer un equilibrio entre las necesidades de la población y los condicionantes de su utilización por parte de compañías de teatro, danza o música”. Para ello ha sido necesaria una intervención global en el edificio que mantenga un equilibrio entre el trato cuidadoso y de respeto que merece un Bien de Interés Cultural, con las necesidades espaciales y técnicas que necesita un contenedor de espectáculos culturales moderno.

Plano de la nueva distribución de las instalaciones del Teatro Oscense.  A. H. M.

Así, la sala de espectadores se sitúa en la nave principal de la iglesia y para que desde ella se pueda tener una óptima percepción del artesonado del techo se ha optado por una solución que no divida este espacio, con lo que la escena se ha colocado en una nueva pieza del edificio, al Norte, en el lugar que hubiera ocupado el ábside de la iglesia. Igualmente, el gran arco de medio punto que existe en el muro que cierra la nave central de la Iglesia por el Norte, ha pasado a ser el arco de embocadura del escenario.

Fachada este del Teatro Oscense con la nueva Caja escénica. A. H. M.

Desde el principio se ha tenido consciencia de la dificultad que conlleva la inclusión de un espacio escénico moderno en un edificio concebido para otro uso y con un máximo nivel de protección, por ello las decisiones se han tomado siempre desde el respeto a la construcción heredada lo que, junto con las limitaciones de la propia parcela, ha supuesto ceder en algunas de las pretensiones del espacio escénico, que se ha visto mermado en algunas de sus dimensiones o circulaciones con objeto de evitar una agresión al monumento.

De todas formas, se ha creado un espacio adecuado para muchos tipos de representaciones actuales y aunque únicamente se haya logrado un escenario con un fondo de algo más de cinco metros, el resto de los elementos se pueden considerar de buenas dimensiones y bien dotados técnicamente para poder albergar una gran variedad de espectáculos escénicos.

Fachada norte del complejo de Santo Domingo.  A. H. M.

Las obras de acabados y carpinterías dejan muy claro un tratamiento diferenciado de cuando se actúa en el edificio original y protegido a cuando se hace en las edificaciones anexadas y construidas de nueva planta.

El aforo es de 301 espectadores, dentro de las condiciones normales de confort (buena acústica y clara visibilidad) y máxima seguridad, junto con la concentración del espectador en la escena, tendiendo a hacer la sala lo mayor posible.


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Fuentes:

1. - González Barberán, Vicente: “MEMORIA HISTORICA Y TÉCNICA SOBRE LA COLEGIATA DE LA ENCARNACIÓN DE HUESCAR  (GRANADA) HOY TEMPLO PARROQUIAL DE SANTA MARIA LA MAYOR. EXPEDIENTE PARA LA DECLARACION DE MONUMENTO NACIONAL”. Granada, 1.972. Mecanografiado.
2. - González Barberán, Vicente: “DATOS HISTÓRICOS DEL ANTIGUO CONVENTO E IGLESIA DE SANTO DOMINGO, DE LOS FRAILES PREDICADORES, EN LA CIUDAD DE HUÉSCAR (GRANADA)”. Revista Úskar nº 3. Huéscar: Ayuntamiento, 2000.

3. - Laguna Reche, Jesús Daniel: “LA CONSTRUCCIÓN DEL CONVENTO E IGLESIA DE SANTO DOMINGO DE LA CIUDAD DE HUÉSCAR (GRANADA)”. Boletín del Centro de Estudios “Pedro Suárez”. Año XVIII, nº 18. Guadix, 2005.

4. - Proyecto Básico y de Ejecución 
para la Rehabilitación del Teatro Oscense y Claustro Anexo. Huéscar Granada.
Rehabilitación del Teatro Oscense y Claustro Anexo. Huéscar (Granada). Memoria de proyecto básico y de ejecución.
Promotor:
Dirección General de Arquitectura y Vivienda. Consejería de Obras Públicas y Transportes.
Junta de Andalucía. Año 2004.